lunes, 23 de agosto de 2010

Cap 7: "Es él... si, es él"

Escuchen esta cancion, es hermosa. Por eso mi cantante fvorita es Avril Lavigne... es magnifica cantando, componiendo... siendo tal es ella. Escuchenla:



Al terminar, soltó con insensibilidad las manos de Joe, pero al verlo a los ojos, pudo que ver que había herido sus sentimientos, y estos se delataban en sus profundos ojos grises. Tratando de reparar su frialdad hacia Joe, tomó entre sus manos el rostro de ese ser inmortal, y beso sus labios resecos con mucha lentitud y total dulzura. Joe la rodeo por la cintura con sus fornidos brazos y la acerco más a su cuerpo. Esta lo abrazo por el cuello con sus brazos y descanso sus manos en su espalda. Alison pude escuchar como Nat y John se retiraban de la habitación, subiendo a trote por la escalera. Lentamente Joe fue dando pasos hacia atrás, conduciendo a Alison al sofá. Él se fue recostando en el sillón y Alison termino encima de su dotado cuerpo. Hundidos en un profundo beso, donde los labios se movían con rapidez, donde sus lenguas se entrelazaban y se rozaban sin pudor, donde cada rincón de sus bocas fue degustado y explorado, se fueron deshaciendo de sus prendas. La remera mojada y llena de tierra de Alison, terminaron en el suelo, y la camisa de Joe, termino encima del televisor. Ella se dejo llevar por los perfectos labios de Joseph, y él se deleitaba con sentir el calor de su amada en su abdomen desnudo. Alison podía sentir cada músculo bien marcado de Joe en su vientre, mientras que el se maravillaba sintiendo las manos de Alison en su marcado pecho.
_ No aquí –dijo Alison, en medio de un beso, dándose cuenta de que Joe trataba de bajar la bragueta de su pantalón de Joe.
_ Conozco el lugar perfecto –contesto el, sonriendo con picardía y gimiendo de placer mientras Alison secaba de su frente gotas de transpiración.
_ Llévame –contesto Alison, impresionándose de su propia voz, que sonaba seductora y excitada, comparada con su voz angelical y aniñada.
De un segundo a otro, Joe había subido la escalera y dejaba a Alison en su cama negra.
Cerro la puerta con llave, se despojo de sus apretados jeans negros con rapidez, y se recostó al lado de Alison, mientras la besaba ferozmente.
Imágenes, a Alison se le vinieron imágenes a la mete… una cara, una perfecta cara… Matt.

¿Qué estas haciendo? ¿Y Matt? Aun no lo superaste… aléjate de este idiota, y piensa en lo que haces… ¿Quieres esto? ¿O solo te estas dejando llevar por la atracción que Joseph influye en ti? Piensa si esto es lo que quieres… no ilusiones a Joe, él no te hará daño… pero si no olvidas a tu primer amor, no podrás volver a amar de nuevo. ¿Él te hace igual de feliz de lo que te hacia sentir Matt? No seas estupida, y aléjate de él… dijo una voz en su cabeza.

Alison dejo de corresponderle los besos a Joe, él se dio cuenta. Ella miraba el techo con los ojos desorbitados, mientras él la miraba, ahora sentado a su lado.
_ ¿Qué sucede? –pregunto Joe, confuso.
Se levanto lentamente de la negra cama de seda, salio de la habitación de Joe dando zancadas, dejándolo solo y confuso, se metió en la de Matt, tomo una remera negra, una chaqueta negra de polar, se las puso, y al salir de la habitación, salio por la puerta principal, dirigiéndose al centro de la ciudad. Al llegar a la calle San Martín, ya eran las 22:00. Estaba caminando sin dirección fija, mirando sin mirar las vidrieras iluminadas, caminando junto a personas que no conocía, con la mirada perdida en la belleza de la luna. Al llegar a San Martín y Fadul, como en la esquina había unos bancos para sentarse, se acomodo en uno de ellos. Con frío en las manos y en los pies, miraba pasar a las personas, miraba a los perros vagabundos seguir a niños, miraba a parejas besarse en la oscuridad, miraba a adolescentes beber cerveza, acompañados de chicas de su misma edad, observaba como la vida pasaba ante sus ojos, y ella estaba detenida en el tiempo, viendo como todo pasaba en cámara lenta. Veía a los autos pasar, la gente caminar, los aviones volar, las luces prenderse y apagarse, las hojas desprenderse del árbol junto a su lado por el duro y fresco viento… todo en cámara lenta. Pudo sentir como las gotas golpeaban en su rostro, como las partículas de lluvia impactaban y humedecían su campera de polar negra, como de su cabello goteaban las gotas de agua helada, como el agua nublaba su vista, como el frío entumecía sus dedos y como no podía dejar de mirar sus negras zapatillas llenas de tierra.
Al levantar la vista, se detuvo a mirar a una persona. Era él… si, por fin era él.

No puede ser… no puede ser. Oh no! Es… es… es él…

Se acercaba cada vez más ella, dando lentos pasos, pero moviéndose delicadamente como siempre. Sus manos estaban dentro de su chaqueta de cuero negra, su cabello castaño estaba húmedo e igual se veía tan encantador como siempre, sonreía ampliamente, dejando ver sus dientes blancos, brillando como perlas, sus ojos resplandecían con ternura, vestido de pies a cabeza con ropa negra, su piel blanca y fría contrastaban con la impenetrable oscuridad que reinaba a su alrededor y con su ropaje totalmente negro. Debían ser las 23:40, mas o menos, ya casi ningún auto circulaba, como era lunes, todo el mundo dormía a estas alturas de la noche. Con pasos lentos y sigilosos, se sentó a su lado, y con sus helados brazos, la rodeó por los hombros. Ella lo miraba con los ojos desorbitados. Se veía tan perfecto, igual como ella lo recordaba, no con tanta exactitud, pero lo recordaba. Estaba a su lado, abrazándola como si él jamás se hubiera ido. Todo a su alrededor se oscureció, desapareció, ya no había nadie mas en la ciudad… solo ellos, y nadie mas. Su sonrisa era torcida, la favorita de Alison, esa sonrisa era tan calida, y a la vez con un toque de picardía, que a él le quedaba tan bien… porque a él no se podía describirlo sin la palabra perfecto. Él, no tenia defectos… al irse, solo la quería cuidar, y aunque no funciono... volvió, volvió… volvió por ella. Aun con una sonrisa es sus finos labios, acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja de Alison, ya que le cabria el ojo derecho. Quito su brazo del hombro de Alison, se paró y se puso de cuclillas frente a ella. Sus caras quedaron enfrentadas. Con el dedo índice de su mano derecha, Matthew recorrió el contorno de los labios resecos y fríos de su amada inmortal. Él se saboreo sus labios pálidos, y se mordió el labio inferior, como tratando de no hacer algo. Se despeino un poco, al pasar sus dedos por entre su cabello castaño claro. Luego descasó sus manos en la falda de Alison… mientras esta solo lo miraba con ojos desorbitados y centelleantes. Él la miraba con cariño, con ternura… poso sus manos en el rostro de Alison y le beso la frente. Ella cerró los ojos, para poder sentir el aliento de Matt, para poder sentir como sus labios fríos, pero suaves, para poder sentir el aroma que emanaba su cabello, para poder sentir como sus labios temblaban al besarla. Al terminar, Matt coloco su frente contra la de Alison, para poder sentir su calor. Ambos mantenían los ojos cerrados, querían sentir como era volver a mantener ese calor, esa calidez electrizante. En el aire se podía sentir el calor que emanaban sus cuerpos, ahora juntos… unidos por tan poco. Aun seguía lloviendo, pero no importaba. Ambos podían obtener el calor que necesitaban del otro. Al despegar sus frentes, Matt se volvió a morder el labio inferior y abrió los ojos lentamente… ella lo miraba con curiosidad.
_ ¿Por qué te muerdes el labio? –pregunto Alison, curiosa.
_ Porque deseo besarte…pero no creo que sea lo mejor –dijo con voz aterciopelada y seductora, mirándola directamente a los ojos, aun con una maravillosa calidez.
_ ¿Por qué no lo haces? –pregunto ella.
La calidez desapareció de los ojos de Matt. Parecía tenso, fastidiado, molesto. Sus ojos se volvieron negros, como la oscuridad que reinaba a su alrededor.
_ Por todo lo que te hice... te abandone a tu suerte, sabiendo que me amabas con desesperación. Te deje sabiendo que sufrirías por mi partida. Renuncie a ti, sabiendo que tú claramente no estarías bien con eso… te abandone sin decir adiós, hice tantas cosas… sabiendo de ante mano, que no te haría bien. Sabía que te mataría mi distanciamiento… siempre lo supe… pero eso, parece, que no me fue impedimento para irme. Debía irme… pero debía quedarme. No te hago bien… pero me necesitas. Amo tu bienestar… tú amas lo que te hace mal. Amo tú seguridad… tú persigues el peligro. ¿Qué debía hacer? Seguí el camino del cobarde… y solo te abandone. No soy lo mejor para ti… pero a ti te hace bien mi compañía. Y eso no tiene sentido… pero para ti… si lo tiene. Eres rara… pero eres mí rara.
_ Claro… -dijo Alison, examinando todo lo que dijo Matt- eso tiene sentido para mi… pero no para ti. Yo soy tu presa… y amo a mi depredador. Yo soy la oveja… tu eres el lobo. Yo soy el hielo… tú eres el fuego. Yo soy la débil… tú eres el fuerte. Yo soy la mortal… tú eres el inmortal…
_ Somos muy distintos… por eso no debemos estar juntos –dijo el con tristeza.
Ella, ignorando por completo su último comentario, dijo:
_…somos muy distintos, y por eso nos complementamos tan bien. Por eso debemos estar juntos… por eso somos el uno para el otro. Por eso nacimos para estar juntos… estamos predestinados a estar juntos…
_ Eso no tiene ningún sentido lógico –dijo el, sarcástico
_.... nos une algo que no podemos ver, debemos estar juntos… ese es nuestro final. O amarnos mientras estemos juntos, o morir… estando completamente aislados de todos, solitarios como una isla en medio del Pacifico…
_ Eso tampoco tiene sentido… ¿o estar juntos, o morir solos? -preguntó él, tontamente.
_ Si… eso tiene sentido para mi –dijo ella, seria- Ninguno podrá ser feliz…
_...si no esta con el otro –dijo él, completando la frase.
_ Exacto –declaro ella, sonriendo ampliamente.
_ Esto se sabe mucho a Harry Potter, a la profecía de muerte… pero esta es de amor –dijo el, sonriendo torcidamente, mirándola a los ojos, ahora con los ojos color Maroon caramelo.
_ Lo se… a mi me sabe mucho a la saga Crepúsculo –dijo ella, meditando bien los hechos, pero devolviéndole la sonrisa.
_ Que perfecta eres cuando sonríes para mi… eres tan hermosa, pereces un ángel… –dijo él, sentándose a su lado nuevamente y abrazándola.
_... y tú pareces un vampiro de más de 100 años –dijo ella, tontamente.
_ Oh! ¿De verdad? No lo sabia, ¿Por qué no me lo dijiste antes? –preguntó él, besándola en la frente.
_ ¿Para que? Si tú ya lo sabes de memoria… ¿no me digas que recién te enteras? –inquirió ella, sonriendo, jugando con él, mientras lo abrazaba con fuerza.
_ Recién me entero mi ángel… pero si tú me amas asi, yo puedo vivir con eso… pero solo si tú me aceptas y amas así –dijo él, ahora serio, apoyando su cabeza en su coronilla, para apretarla contra su pecho.
_ Yo siempre te voy a amar asi… seas lo que seas. Si tú llegaras a ser la paraca, que viene a llevarme al otro lado, igual te amaría… igual que ahora, con locura, pasión, desesperación, con todo mi corazón, te amaría aunque fueras el diablo, te amaría aunque fueras lo que mas temo, te amaría… aunque tú no a mi. Jamás te dejaría de amar… tal vez si de esperar, pero jamás de amar. Eso nunca, amor mió.

domingo, 15 de agosto de 2010

Cap. 6: “Frío... solo siento frío”



Ahora, más calmada, sin lágrimas en los ojos, estaba Alison, recostada sobre Joe, mientras él le acariciaba la mejilla.
_Eso es… no tienes nada de que preocuparte ahora, mi amor… -dijo Joe, aprisionándola mas hacia su pecho duro y firme.
¿Mi amor?
_ Lo se, gracias… mi amor –dijo Alison, insegura de usar ese termino con Joe.
_ ¿Dijiste mi amor? –pregunto Joseph, sorprendido.
_ Claro, eso eres… ¿o no? –preguntó, ahora mas insegura.
_ Para mi, tú lo eres… pero no sabia que yo lo era para ti –dijo Joe, incrédulo.
_ Pues…lo eres, Joe –dijo Alison, ahora más segura de que Joe no lo haya tomado mal- ah… ¿que hora es?
_ Las 23:45… ¿Por qué?
_ Por nada… quería saber la hora. ¿Joseph? –preguntó Alison.
_ ¿Si? –respondió Joe.
_ ¿Por qué no me regalaste nada en mi cumpleaños? –pregunto Alison, divertida.
_ ¿Querías algo? –pregunto Joe.
_ No pedí nada… pero hubiera sido lindo de tú parte, que me hubieras regalado algo.
_ ¿Quieres un regalo de mi parte? –pregunto Joe.
_ Exacto –dijo Alison.
_ Mañana te lo daré… si es lo que deseas –confirmo Joseph, sin dejar de rozar con sus dedos el rostro de su amada inmortal.
_ Lo quiero ahora… cuando aun es mi cumpleaños –dijo ella, acercándose mas a el rostro del sexy vampiro.
_ ¿Y que quieres? –pregunto él, con su seductora voz.
_ Solo… -trago un poco saliva, antes de proseguir- solo… un abrazo amistoso… lo cual necesito.
_ Claro, eso lo puedes pedir todos los días –dijo él, abrazándola aun con más fuerza, y dándole un beso en la frente y dos besos en la mejilla.
_ Gracias Joseph… te quiero
_ Y yo te amo, Alison -le confesó, Joe.
_ Joe… creo que me iré a dormir a mi cuarto –dijo ella, viendo que Joe se estaba encariñando demasiado… además quería ir al cuarto de Matt, a ver si de verdad, había algún regalo de su parte.
Se corrió delicadamente del vampiro, se lavando de la cama y dando pasos cortos, llego hasta la puerta.
_ Ok… buenas noches –dijo Joe, desencantado, y con denotada tristeza en su voz.
Ella, al escucharlo tan triste, giro en sus pies, se acerco a la cama negra, en la que Joe se encontraba ahora sentado, se inclino en los labios carnosos y rosados de Joe… y le dio un pequeño beso. Él tomo el rostro de Alison en sus manos, la acerco más a su rostro, y lo que se suponía que tenía que ser un pequeño beso, ya no lo era más.
_ Joe… Joe… detente… Joe… detente –dijo Alison, entre besos. Trataba de apartarse de Joe, pero este bajo sus manos de la cabeza de Alison, y las situó en su cintura, y no la dejaba moverse.
Joe se dio cuenta de que había sido demasiado, se detuvo, y entrelazo sus manos con las de Alison, que colgaban a su lado.
_ Perdón… creo que fue demasiado. ¿Te encuentras bien? –se preocupó el vampiro.
_ Claro que estoy bien, pero creo que fuiste demasiado…
_ ¿Demasiado lejos? –la interrumpió Joseph.
_…demasiado vehemente, lo cual…
_ ¿Lo cual no te gusto? –la volvió a interrumpir Joe.
_…lo cual no quiere decir que no me haya gustado –terminó Alison, regalándole una sonrisa, que no tenía ganas de dar a nadie.
_ Oh… -dijo Joe, soltando lentamente las manos de Alison- entonces…buenas noches –volvió a repetir, con dulzura en su voz.
_ Para ti también –deseo Alison, se alejo de Joe, salio de la habitación, bajo corriendo las escaleras, y dando tumbos con todo, ya que la luz estaba apagada, camino hasta la cocina. Al llegar a ella, prendió las luces, para luego abrir la heladera y sacar una fría manzana. Cerró lentamente la heladera con ayuda de sus pies, y cuando termino de apagar las luces, subió corriendo hasta su cuarto, en realidad, al cuarto de Matt.
Ya dentro del cuarto, con la dulce, roja y jugosa manzana en su mano izquierda, Alison se encamino hacia la cama de su...ex novio, y vio que encima de esta, se encontraba una caja de caoba barnizada. Se sentó en la cama, poniendo la manzana en su boca, quedó con las manos libres y con ellas puso la pesada caja en su regazo. Mordió la manzana, y la mastico lentamente. Ahora, con la fruta deliciosa en apretujada en su delgada mano izquierda, abrió con la otra, la caja. En su interior había sobres con cartas dentro, fotos, CD´s, una rosa roja, un collar de plata, con un dije en forma de corazón, también de plata y un perfume. La caja emanaba el olor de de Matt… un olor dulzón: miel, vainillas y rosas. Mordió otra vez la manzana roja, y con la mano derecha, abrió uno de los tres sobre que había, y comenzó a leer:

Alison:
Tú dices que sufres, tú dices que no puedes soportarlo… pero yo estoy en el mismísimo averno. La piel me duele, los ojos me arden, mi cabeza taladra mi corazón… ¿tú sientes lo mismo que yo? No lo creo, y no me quejo, fue mi decisión… pero creo que es necesario que sepas que para mi, tampoco fue ni es difícil dejarte… fue lo mas doloroso que tuve que hacer en mi larga existencia… ya que a esto no se le puede llamar vida. ¿Sabes lo que es vivir sin ti? No, no lo sabes. Vivir sin ti… es como arder en el infierno, aunque creo que eso no seria tan doloroso como lo que estoy experimentando… este dolor no debería ser experimentado… y no te lo deseo.
Puedo ver la dulce tristeza en tus ojos cuando escuchas mi nombre en cualquier lado o de cualquier boca; puedo sentir cuando suspiras al acostarte en mi vieja cama, recordando todo lo que vivimos y pudimos haber pasado; puedo escucharte reír cuando Nataly cuenta un chiste o cuando ves a Joseph caerse del sillón, aun profundamente dormido; puedo oler tu cabello húmedo recién lavado, fragancia a chocolate, vainilla, coco y canela, cuando sales de bañarte, y sentir como esta cae en tus delgados hombros desnudos; puedo sentir, oler, mirar, tantas, pero tantas cosas… pero no poder tocarte. Es algo tan… ¿deprimente seria la palabra? No, no es la palabra... ya que fue mi elección partir de tú precioso lado Alison. Esto duele… y mucho.
No me odies por querer cuidarte, por necesitar mantenerte a salvo de todos los males… aun cuando ese mal, sea yo mismo. Es solo que te amo demasiado y no quiero hacerte daño…que el sol salga mañana es seguro, que mañana llueva es probable, que un meteorito caiga en el Planeta Tierra es improbable, pero volver a estar cerca de ti… seria algo imposible.
¿Por qué eres tan imprescindible para mi dura, larga, solitaria y fría existencia?

M.D.W.

Con los ojos bañados en lágrimas saladas y cristalinas, abrió lenta y cautelosamente la segunda carta, ya, con manos temblorosas:

Amada, querida, aspirada, suspirada, codiciad, deseada, apetecida y anhelada Alison:

Ya pasaron más de tres largos y crueles meses sin tu presencia junto a mi… ¿Cómo es que aun sigo son vida? Ni yo puedo imaginármelo… créeme. Lo que sufrí cuando te dejé, no es nada comparado con lo que siento en esta preciso momento de mi miserable existencia. Me encantaría tenerte, aquí, a mi lado… se que te encantaría este lugar… es muy pacifico y solitario… pero es mejor mantenerte lejos del dolor que puedo ocasionarte, y se que es suficiente como para matarte. Espero que Joe, como tú lo llamas, te haga feliz, completamente feliz, él no te hará daño… te lo aseguro, preciosa. Joe, ya no es la persona que yo conocí tan bien… él parecer ser tan… humano. Te quiere, te cuida, te hace feliz a su lado.
Olvídame, y se feliz con Joe, será lo mejor para ti…yo no soy lo mejor para ti, por eso no quiero estar mas a tu lado. Perdóname… no llores por mi, no me extrañes, no me ames mas de lo que me merezco, ¿quieres? No escuches canciones que te hacen daño, que te hacen llorar, que te recuerdan a mi, eso no esta bien preciosa, no te lastimes más… te autodestruyes Alison, no lo hagas mas… por favor. No seas masoquista Alison… no.
No me gusta ver lágrimas transparentes en tu rostro. No llores algo que ya no esta contigo, no recuerdes algo que ya no te acompaña, no tengas miedo a amar de nuevo, no te obsesiones con lo que hace daño, trata de no pensar en mi, no quiero verte infeliz, dile adiós a lo que te hace mal, vive como una persona normal, no te quedes en el pasado… y menos en un pasado en el que yo estoy involucrado, sácame de tú vida como de tú vida, como si fuera un mal recuerdo, sabíamos que no iba a durar, sabias, que te causaría lagrimas, fue fantástico, pero muy poco duradero. Eres increíblemente perfecta, y yo… solo soy un maldito miserable que se cruzo en tu camino, en el momento y lugar equivocado.
Estarás mejor lejos de mí, del dolor que te causo. Un dato curioso: yo solo pienso en ti, tú eres lo más parecido al amor que conocí, tú eres maravillosa, pero eras lo demasiado inocente como para creer en mis sentimientos… no sabias que te causaría daño. No te prives de vivir una vida humana, solo por mí, yo no te merezco… y lo sabes bien. Eres demasiado buena, inteligente, hermosa y simpática, como para una persona como yo... eres demasiado humana para mi, eres demasiado para mi.
M.D.W.

Las lágrimas no resistieron, y resbalaron por el rostro de Alison. Con la manzana roja mordida en su mano izquierda, abrió el tercer sobre, para comenzar a leer la carta de Matt, mientras que las interminables gotas traslúcidas, la mojaban.

Alison:
Ya es tu cumpleaños, y no puedo tolerarlo. No puedo… te necesito, necesito verte, tocarte. Necesito que me toques y me digas que me amas…necesito tu compañía, necesito tu calor. Estar contigo en tus mas preciados sueños, no me alcanza… ¿Tú quieres verme? Yo lo requiero, y mucho. Eres mi mayor adicción… mi única adicción. No me alcanzan tus recuerdos, no me alcanzan tus fotografías, sigues en mi memoria, pero ya no tan nítida como antes… te borras, te alejas de mí…
Estas tan cerca, pero a la vez tan lejos de mí, de mis manos, de mis brazos. Estoy condenado a amarte cada día de mi larga, triste y patética… ¿vida? Llámalo como quieras.
No puedo resistirme mas, no puedo resistirme a lo inevitable. Una vez, tú dijiste que no hay que insistir en lo que hace daño… tú insistes sobre mí, y yo solo flaqueo. Eres mi debilidad, ya no puedo verte sufrir más. No puedo ver sufrir a lo que mas quiero, ya no puedo. No puedo quedarme con los brazos cruzados, mientras tú caes en un abismo de depresión. Verte llorar, es como ver llorar a un ángel… un ángel tan inocente, un ángel que no sabia que existían personas malditas, grupo de personas en la que me incluyo. Tú no deberías gastar tus sollozos en hombres, y menos en una persona de mi condición... no en mí.
Pero es inútil decirte esto… tú solo me harás caso omiso. Y la única manera de que dejes de estar en esa situación tan deprimente, es… volver con lo que te, y que me, hace feliz. Somos tan masoquistas… ¿no crees? Yo si, y esto causa risa. Me enamore de la persona más frágil del mundo, y tú de la persona más indestructible. Esto es masoquismo en alto grado…
En fin, te voy a esperar el 15 de marzo, a las 16:00 hs, en Playa Larga… no faltes, amor mió. Sal abrigada de casa, hará frió, y más en la costa.
Si ya no quieres verme, entenderé bien tu ausencia.

M.D.W.


Al llegar allí, eran exactamente las 15:58. Al bajarse del lado del acompañante de la camioneta doble cabina de Joe, el viento le pegó en la cara. Caminaba sobre las miles de piedras pequeñas que se encontraban en la costa, cubierta por una pequeña capa de arena. Estaba muy bien abrigada, pero al parecer la chaqueta de cuero negra de Matt, la cual había encontrado en su gran armario, no fue suficiente. Sus manos y sus pies estaban helados. Le temblaban las piernas, y su largo cabello enmarañado, se balanceaba al fresco viento fueguino. El cielo cada vez estaba más oscuro, comenzaba a nublarse… era de esperarse en Ushuaia, el viento era muy cambiante. El viento cada vez se hacia más fresco, y él todavía no llegaba.
Ya eran las 16:25 y aun no había rastro de Matt… aun no aparecía por ningún lado. Alison estaba sentada sobre las pequeñas rocas, abrazada a sus rodillas, tiritando.
Y no llegó.
Eran las 17:30, y ya estaba lloviendo a cantaros. Estaba toda empapada, su cabello goteaba sobre su chaqueta y se adherían a su rostro, y de sus ojos castaños, caían lágrimas calidas y saladas. El clima empeoro, las olas eran más grandes, y la marea había subido, lo cual ocasionada que el viento fuera aun más y más frió. Trataba de conseguir ver alguna señal de vida en la playa, además de ella, pero sus ojos no le dejaban ver. Las lágrimas brotaban de sus ojos, lo cual le nublaba la vista. Los dedos de los pies y de las manos estaban entumecidos, la chaqueta en vez de proporcionarle calor, le hacia tener aun mas frío, ya que estaba toda humedecida. Sus orejas y su nariz estaban de un color escarlata, por el frío. Sus labios estaban pálidos y resecos, y de sus dientes castañeaban. Su aliento era helado… apenas podía respirar con normalidad.
Y no llegó.
Eran las 18:40, cuando, casi en estado de hipotermia, se levantó pesadamente del suelo, y dio lentos pasos hasta la camioneta de Joseph. Él había intentado repetidas veces obligarla a volver, ya que él no llegaba, pero Alison, obstinada, solo le hizo caso omiso. Al abrir la puerta de la camioneta, Joe estaba escuchando música. Se subió lentamente al automóvil, se sentó al lado de su piloto, cerró con las fuerzas que le quedaban, que eran escasas, y le bajó el volumen a la música de Rock, que en ese momento escuchaba Joe.
_ Vamos por favor, él no vendrá -fue lo único que alcanzó a decir Alison, con la voz quebrada y fría.
El camino a casa de Nataly, no fue nada agradable. Era tan incomodo el silencio de ultratumba que reinaba en la camioneta, que parecía salido de una película de ciencia-ficción. Pero fue rápido y corto.
Al llegar allá, Alison, que ya estaba tibia, se bajó de la camioneta dando un portazo, entró a la casa corriendo, evito las miradas de John y de Nat, que se encontraban mirando televisión, y subió las escaleras trotando. Al entrar en el cuarto de él, camino, jadeando por la corrida, hasta la mesita de luz, donde se encontraba la caja de Matt, y la miró melancólicamente.
Se quitó la chaqueta con furia y la tiro en la cama toda abierta, corrió hasta el armario, sacó toda la ropa del vampiro y la puso encima de la chaqueta, toda apilada. Se acercó a la cama, y con ayuda de las mangas de la campera, ató toda la ropa, como un bolso. Lo tomó, y mientras bajaba por la escalera, hacia el segundo piso, Joe entraba por la puerta principal.
_ ¿Qué haces con eso? –pregunto Joe, al verla bajar las escaleras, acelerada.
_ Nada que te importe, Joseph –contesto con frialdad Alison. Ella estaba demasiado furiosa y apenada.
Se dirigió a las afueras de la casa, mas exactamente al patio. Tiro la ropa en el verde pasto, tomó una pala del garaje, donde ya se encontraba la gran camioneta negra, y comenzó a cavar un pozo, cerca del Río Pipo. Cuando este fue lo suficientemente grande, puso la pala al lado del gran pozo, y a continuación tiró toda la ropa en su interior. Otra vez, entró con furia a la casa, sin importar las preguntas de todos sus amigos, y subió al cuarto de Matt. Tomó la caja de este, que se encontraba encima de la mesita de luz, y volvió corriendo al patio, junto al pozo. Al llegar allí, se arrodillo junto al hoyo, y abrió la caja lentamente. Observo su contenido. Primero, fotos. Las tomó, y al verse al lado del culpable de su lúgubre vida, la rompió en mil pedazos. Luego los cds, los tiró al lado de las que fueron fotos, partidas al medio, por las manos de Alison. Luego, el perfume, vertió todo el liquido en la ropa, y tiró el frasco vació. El collar… lo miró con tristeza. Decidió conservarlo, para ver que haría luego con él. Las cartas, hechas pedazos, terminaron en el fondo del pozo, junto con todo lo demás. Al fondo de la caja, quedo la rosa roja. La guardó en la caja, cerró esta y la arrojo al pozo.
Con ayuda de la pala, volvió a llenar de tierra su excavación. Al terminar, guardó la pala en su lugar y se sentó sobre la tierra removida. No se había dado cuenta de que aun llovía… ¿ya que importaba? Se levantó del suelo, y sin limpiarse la tierra de la ropa, se acercó mas al Río, que se encontraba a unos metros de la casa y del pozo. Al llegar a la orilla, tomo el collar de su bolsillo… y con furia lo tiro al agua. Vio como este caía lentamente, y se adentraba en las profundidades del agua helada. Se volvió con furia, y entro a la casa lentamente, pero no menos calmada.
_ ¿Qué fue lo que acabas de hacer? –preguntó Joe, acercándose a Alison, y tomándola de las manos.
_ Lo que acabo de hacer, hice. ¿No es obvio? –preguntó, sarcástica y fría.
_ ¿Pero por qué? –preguntó Joe, tranquilamente.
_ Porque me canse de esperar a alguien que no me quiere. Me canse de creer en mentiras. Me aburrí de creer en toda la basura que me dice. Él no hace más que hacerme sentir una estupida al creerle. ¿Por qué diablos no fue? Lo espere dos horas bajo la lluvia, el viento y quien sabe de que demonios me voy a enfermar ahora. Me siento idiota. Él me hizo creer que yo le importaba. No lo quiero recordar más. Él me hizo sentir única, pero eso no me alcanza, ya no. Él solo me deja caer… y yo solo sigo cayendo. Me cansé de ser tan inocente, me cansé de creerle. Él espera demasiado de mí… y yo… ya no lo quiero esperar más.



¿Y? ¿Que onda el capitulo? Espero que el capitulo sea de su agrado, y gracias por comentar! No se preocupen, entiendo eso de no poder usar la compu algunos días, a mi me pasa... y mucho! Bien, tengo mucha tarea pendiente...a si que voy a tratar de subir un cap el domingo, solo denme tiempo. Ohhh... una cosa más, gracias por recomendarme, es genial de su parte! :) espero seguir teniendo lectoras tan buenas como ustedes... en fin, las dejo. un beso grande, un abrazo... y Bye!!!